Una de las cosas más difíciles de hacer como padre es dejarlo ir.
Hay una tendencia natural a querer seguir apoyando a sus hijos, y ayudándolos a lo largo de la vida. Algunos padres llevan esto a los extremos, e incluso pueden tratar de hacer todo por sus hijos.
Dejando de lado si usted piensa que es saludable para el niño o para los padres, hay un área en la que realmente no puede hacerlo por ellos: los exámenes.
En algún momento, su hijo tendrá que ir a una sala de examen, y sentarse y hacer un examen por sí mismo. Entonces, ¿qué puede hacer para ayudarles a prepararse para este momento? Esta página proporciona algunas ideas.
Es importante recordar que el desempeño de su hijo en los exámenes no se trata de usted. No se refleja en usted de ninguna manera. Si eligen no trabajar, es su problema, no el suyo.
(Bueno, tal vez sea la suya también, pero no de la misma manera).
Uno de nuestros trabajos clave como padres es ayudar a nuestros hijos a desarrollar su propia motivación intrínseca. Esto significa la capacidad de querer hacer las cosas porque valen la pena, y no porque alguien más esté a su lado diciéndoles que deben hacerlo.
Estar de pie junto a su hijo diciéndole que repase, y cómo hacerlo, NO le ayuda a desarrollar su propia motivación intrínseca.
Sin embargo, es perfectamente razonable ayudar a su hijo a pensar en las consecuencias del fracaso, que pueden incluir, por ejemplo:
Sin embargo, es importante destacar que se trata de ayudarles a tomar conciencia de lo que puede suceder, no de obligarles a trabajar por otra vía.
Recuerde: usted quiere que su hijo desarrolle la motivación para trabajar por sí mismo.
En primer lugar, es vital recordar que el estudio no empieza en el momento de hacer los exámenes principales. Al igual que el desarrollo de la independencia, es un proceso continuo. Comienza cuando sus hijos tienen que aprender a deletrear, o hacer tareas, y continúa durante toda su vida escolar.
El enfoque que le dé a la tarea ayudará a determinar cómo su hijo desarrolla las habilidades de estudio.
Nadie espera que un niño de seis años se las arregle para recordar hacer sus deberes, y hacerlo completamente solo. Igualmente, sus deberes son para ellos, no para ti. Tu apoyo y aliento es importante, pero si lo haces por ellos, la escuela no sabrá si están luchando. Es importante encontrar un equilibrio, y mantenerlo a lo largo de su carrera escolar.
Es importante desarrollar una estrategia de apoyo al estudio que funcione para usted y su hijo, pero que como mínimo sea necesaria:
Para más información sobre cómo crear un ambiente adecuado para el estudio, y fomentar las habilidades de estudio, puede encontrar nuestra sección de habilidades de estudio útil.
Supongamos entonces que su hijo ha desarrollado buenos hábitos de estudio independiente, y en general le hace saber si tiene problemas y cuándo los tiene.
¿Qué puede hacer para apoyarlos cuando vengan a revisar los exámenes, ya sean escolares o públicos?
En primer lugar, tal vez quiera leer nuestra página sobre Habilidades de revisión, y animarles a que lo hagan también.
Esto les dará a ambos algunas ideas útiles sobre buenas prácticas para la revisión.
En segundo lugar, puede ser útil preguntarle a su hijo qué tipo de apoyo, si es que lo hay, le gustaría recibir de usted durante los exámenes.
Por ejemplo, ¿les gustaría que estuviera disponible para discusiones, o que los llevara a la escuela para algunas clases adicionales, o que les proporcionara algún recurso adicional, o incluso que les ayudara a elaborar un plan de revisión realista?
Es una buena idea elegir el momento para esta discusión, y asegurarse de que no lo vean como un fastidio para que lo revisen, sino como una oportunidad para que digan lo que necesitan de ustedes.
En tercer lugar, debe asegurarse de que proporciona un entorno adecuado para el estudio.
Nadie está sugiriendo que debería convertir su casa en una biblioteca, con reglas de ‘Silencio’ para grandes trozos de tiempo.
Sin embargo, es posible que tenga que asegurarse de que los hermanos menores ruidosos y perturbadores estén fuera del camino, o por lo menos se mantengan ocupados y callados durante la mayor parte del día. Organizar citas de juego en otras casas podría ser una buena opción, así como también podría ser el uso de los abuelos u otras opciones de cuidado de los niños. Llevar a los hermanos menores a dar un paseo puede hacer que el mayor se sienta un poco dejado de lado, así que puede ser mejor evitar esto si es posible.
En cuarto lugar, asegúrate de que se cuiden a sí mismos.
Es muy fácil, cuando estás estudiando, olvidarte de comer. Con los padres trabajando, muchos adolescentes pueden estar acostumbrados a alimentarse por sí mismos, pero los períodos de revisión pueden ser el momento de romper este hábito. Intente asegurarse de que su hijo tenga una buena comida cocinada cada día, y que esté comiendo una dieta sana y equilibrada.
También es importante asegurarse de que su hijo duerma lo suficiente y haga mucho ejercicio. Es posible que tenga que dar el ejemplo y llevarlos a pasear o a dar un paseo en bicicleta, o a la piscina, para que dejen de estudiar.
La pregunta del millón: ¿qué pasa si su hijo ha suspendido uno o más de sus exámenes, a pesar de todos sus esfuerzos (y los suyos)?
Entonces tendrán que decidir qué hacer a continuación.
Es probable que haya algunas opciones bastante sencillas, dependiendo del momento en que fracasen:
Estas opciones dependerán de la escuela o la universidad, y usted debe animar a su hijo a que vaya y hable con su(s) profesor(es) sobre las opciones lo antes posible.
Si es necesario, puede que usted también quiera ir, pero anime a su hijo a que participe activamente en la conversación: después de todo, es su vida para el próximo año o más lo que usted está discutiendo.
También puede valer la pena discutir opciones más radicales: un cambio completo de dirección, tal vez, como buscar aprendizajes que permitan el aprendizaje en el trabajo. Puede ser que el estudio académico simplemente no sea para ellos, y una alternativa sería mejor.
El fracaso como síntoma de otra cosa
No es desconocido que el hecho de no aprobar los exámenes sea un síntoma de un problema mayor, en particular una dificultad de aprendizaje no diagnosticada como la dislexia.
En lugar de suponer que su hijo simplemente no ha trabajado lo suficiente, puede valer la pena discutir qué problemas y cuestiones se han encontrado durante el año: por ejemplo, ¿se han esforzado por leer las listas o han tenido dificultades para entender algunos de los conceptos sin una razón obvia?
Si es así, es posible que necesiten ayuda adicional, y usted debería discutirlo con la escuela o la universidad.