Ver también: Supervisión del trabajoCuando se asume por primera vez un papel de dirección
o liderazgo, es probable que se tengan que aprender una serie de nuevas habilidades.
Sin embargo, lo que a menudo se pasa por alto es que también hay que evitar una serie de escollos comunes en la gestión.
Estos escollos suelen atrapar a los nuevos gerentes, pero con un poco de pensamiento cuidadoso y organización, muchos pueden evitarse.
Esta página resume algunos de los errores de gestión más comunes, y explica cómo puede tomar medidas para evitarlos. Este conocimiento debería ayudarle a convertirse en un gerente más eficaz, y a desarrollar sus habilidades con el tiempo.
1. No delegar
Los nuevos gerentes -y, de hecho, muchos gerentes establecidos- no logran delegar el trabajo de manera efectiva.
El resultado final es que están sobrecargados de trabajo, y los miembros de su equipo están poco trabajados y aburridos. Un signo seguro de este error es un gerente que se queda hasta tarde en una oficina que de otro modo estaría vacía todas las noches, lo que a menudo va unido a una alta rotación de personal en el equipo.
Esto sucede por dos razones:
- La creencia de que puedes hacer la tarea mejor que nadie, y
- La preocupación de que pierdas el control y seas responsable de los errores o de los retrasos en la entrega.
A menos que esté dirigiendo un equipo lleno de especialistas técnicos, y en particular si usted mismo ha subido de rango, puede estar justificado al pensar que puede hacer muchas tareas mejor que la mayoría de su equipo.
Sin embargo, ese no es su trabajo.
Su trabajo es dirigir el equipo para asegurarse de que se haga todo el trabajo necesario.
Esto significa proporcionar oportunidades de desarrollo para aquellos que lo deseen, apoyar y animar a los miembros del equipo proporcionando asignaciones de estiramiento, y equilibrando las cargas de trabajo. Como principio general, bajar el trabajo al nivel más bajo posible que proporcione la calidad requerida. La delegación apropiada asegurará que no se pierda el control.
2. Fallo en la comunicación
Algunos nuevos directivos consideran que el conocimiento es poder, y se aferran a él. Al divulgarlo sólo sobre la base de la «necesidad de saber», su pensamiento va, se asegurarán de que nadie más que ellos tenga el cuadro completo, y no habrá ningún desafío a su autoridad.
El problema es que no se aprecia que su equipo también tiene habilidades e ideas que pueden contribuir a largo plazo al éxito del equipo.
Compartir sus conocimientos con el equipo, especialmente cuando los tiempos son inciertos y todos están un poco estresados, asegurará que ellos compartan los suyos con usted. Desarrollar hábitos de comunicación abierta dentro del equipo significará que los problemas se ventilen pronto, que se compartan las soluciones y que se fomente un clima de colaboración. Esto, a su vez, hará que el equipo tenga más probabilidades de tener éxito con el tiempo.
3. No estar disponible para el equipo
La parte principal, de hecho, algunos dirían que todo tu trabajo es dirigir el equipo.
Hay que admitir que tendrás tareas específicas que se espera que cumplas pero, en general, lo harás a través de los miembros de tu equipo.
Esto significa que tienes que estar ahí para ellos.
En otras palabras, necesitas saber qué está pasando en sus vidas, qué los motiva, qué tipo de trabajo les gusta hacer, y así sucesivamente.
También necesitas estar disponible cuando necesiten hablar contigo, ya sea sobre un tema de trabajo o un asunto personal, y tienes que crear un clima en el que se sientan felices de venir a ti para discutir los temas.
Estudio de caso: Estar cerca
Louise dirigió un equipo muy ocupado con mucho trabajo. Tanto ella como el resto de su equipo a menudo trabajaban muchas horas, a pesar de las mejores intenciones. A menudo tenía la tentación de retirarse a su oficina y cerrar la puerta, sólo para hacer su trabajo, pero también sabía que ella era, sobre todo, la líder del equipo. Ella era responsable de lo que el equipo hacía, por lo que quería saber lo que estaba sucediendo, y estar segura de que acudirían a ella con cualquier problema.
La puerta de su oficina siempre estaba abierta, y en las reuniones del equipo animaba a los miembros del equipo a que vinieran a hablar con ella. Sin embargo, esto no ocurría muy a menudo, y ella reconoció que este estímulo podría no ser suficiente. Por lo tanto, decidió intentar algo nuevo.
Alrededor de las 10 de la mañana de cada día, recogió su taza y se fue a hacer una taza de té. En el camino, se detuvo en la sección de plano abierto de su equipo y charló sobre lo que estaba pasando, tanto para ella como para ellos.
Esto parecía algo muy pequeño, pero no pasó mucho tiempo antes de que viera los resultados. Los miembros del equipo comenzaron a explicar lo que estaban haciendo, y a menudo preguntaban si podían venir y hablar de algo más tarde. La comunicación se abrió en el equipo, y todos eran mucho más conscientes del trabajo de los demás, y podían ayudarse mutuamente si era necesario. Como resultado, todo el equipo se desempeñó de manera más efectiva.
4. No se han establecido metas y expectativas claras
No establecer objetivos claros puede resultar en confusión sobre lo que se espera, tanto individualmente como en equipo. Esto, a su vez, llevará a que el equipo no cumpla los objetivos, y usted, como gerente, tendrá que hacer algunas explicaciones difíciles a su gerente.
Los buenos directivos establecen claramente las expectativas y objetivos, y se aseguran de que todos entiendan cómo lo que hacen encaja con la organización general y los objetivos del equipo.
La fijación de objetivos es una actividad conjunta: la persona interesada debe comprender y acordar lo que se espera de ella, y para cuándo, pero esto también debe ajustarse a las expectativas de la organización. Su trabajo, como gerente, es navegar este proceso con claridad.
5. 5. Fallo en la gestión de su equipo
Gestionar significa delegar, gestionar el trabajo y establecer objetivos y expectativas.
Pero también significa asumir la responsabilidad del trabajo de su equipo y, en caso necesario, hacer frente a un mal rendimiento. Los gerentes deben estar preparados para proporcionar una retroalimentación oportuna tanto en el desempeño de las tareas, como en el desempeño general de los roles, particularmente si algo no va bien.
El no hacerlo es una abdicación de la responsabilidad: es, efectivamente, no dirigir su equipo.
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Aprendiendo de los errores
Lo ideal sería evitar los errores. Sin embargo, ni siquiera el mejor de nosotros puede evitar todos los errores para siempre. Por lo tanto, es importante tratar los errores como oportunidades de aprendizaje. No hacerlo podría resultar el mayor error de todos.
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