Ver también: Toma de
decisionesNuestra página sobre la toma de decisiones discute algunos de los temas relacionados con la toma de decisiones.
Esta página describe un posible marco para la toma de decisiones efectivas. Es un modelo de siete etapas, y fue diseñado originalmente para su uso en grupos y organizaciones. Sin embargo, no hay razón por la que no se pueda utilizar el mismo método, o un formulario simplificado, para las decisiones en casa.
Lo importante es pasar por todas las etapas a su vez, aunque sólo sea para decidir que no son relevantes para la situación actual.
1. Listado de posibles soluciones/opciones
Para elaborar una lista de todas las posibles soluciones y/o opciones disponibles suele ser conveniente utilizar un proceso de solución de problemas en grupo (o individual). Este proceso podría incluir una lluvia de ideas o algún otro proceso de «generación de ideas».
Esta etapa es importante para el proceso general de toma de decisiones, ya que se tomará una decisión a partir de una selección de opciones fijas.
Recuerde siempre considerar la posibilidad de no tomar una decisión o no hacer nada y sea consciente de que ambas opciones son en realidad soluciones potenciales en sí mismas.
2. Establecer una escala de tiempo y decidir quién es el responsable de la decisión
Para decidir cuánto tiempo se debe dedicar al proceso de toma de decisiones, es útil considerar lo siguiente:
- ¿Cuánto tiempo se puede dedicar a esta decisión?
- ¿Hay un plazo para tomar una decisión y cuáles son las consecuencias de no cumplirlo?
- ¿Hay alguna ventaja en tomar una decisión rápida?
- ¿Qué tan importante es tomar una decisión? ¿Qué tan importante es que la decisión sea correcta?
- ¿Pasar más tiempo mejorará la calidad de la decisión?
Recuerda que a veces una decisión rápida es más importante que la decisión «correcta», y que en otras ocasiones, ocurre lo contrario.
La responsabilidad de la decisión
Antes de tomar una decisión, tienes que tener claro quién va a asumir la responsabilidad de la misma.
Recuerde que no siempre son los que toman la decisión los que tienen que asumir la responsabilidad de ella. ¿Es un individuo, un grupo o una organización?
Esta es una pregunta clave porque el grado en que se comparte la responsabilidad de una decisión puede influir en gran medida en el grado de riesgo que las personas están dispuestas a asumir.
Si la toma de decisiones es por trabajo, entonces es útil considerar la estructura de la organización.
- ¿Es el individuo responsable de sus decisiones o la organización tiene la responsabilidad última?
- ¿Quién tiene que llevar a cabo el curso de acción decidido?
- ¿A quién afectará si algo sale mal?
- ¿Está dispuesto a asumir la responsabilidad de un error?
Finalmente, necesitas saber quién puede tomar la decisión. Cuando se ayuda a un amigo, colega o cliente a tomar una decisión, en la mayoría de las circunstancias la decisión final y la responsabilidad será tomada por ellos.
Siempre que sea posible, y si no es obvio, es mejor acordar formalmente quién es responsable de una decisión.
Esta idea de responsabilidad también pone de relieve la necesidad de llevar un registro de cómo se tomó cualquier decisión, en qué información se basó y quiénes participaron. Es necesario guardar suficiente información para justificar esa decisión en el futuro, de modo que, si algo sale mal, sea posible demostrar que su decisión fue razonable en las circunstancias y dado el conocimiento que tenía en ese momento.
3. Recopilación de información
Antes de tomar una decisión, es necesario reunir toda la información pertinente.
Si la información es inadecuada o anticuada, es más probable que se tome una decisión equivocada. Si hay mucha información irrelevante, la decisión será difícil de tomar y será más fácil distraerse por factores innecesarios.
Por lo tanto, se necesita información actualizada y precisa sobre la que se puedan tomar decisiones.
Sin embargo, la cantidad de tiempo dedicado a la recopilación de información debe sopesarse con la cantidad de tiempo que se está dispuesto a arriesgar para tomar la decisión equivocada.
En una situación de grupo, como en el trabajo, puede ser apropiado que diferentes personas investiguen diferentes aspectos de la información requerida. Por ejemplo, se podría asignar a diferentes personas para que concentren sus investigaciones en los costos, las instalaciones, la disponibilidad, etc.
4. Sopesar los riesgos involucrados
Una pregunta clave es ¿cuánto riesgo debe asumirse al tomar la decisión? Por lo general, la cantidad de riesgo que un individuo está dispuesto a asumir depende de:
- La gravedad de las consecuencias de tomar una decisión equivocada.
- Los beneficios de tomar la decisión correcta.
- No sólo lo malo que puede ser el peor resultado, sino también la probabilidad de que ese resultado ocurra.
También es útil considerar cuál podría ser el riesgo de que ocurra el peor resultado posible y decidir si el riesgo es aceptable. La elección puede ser entre ir «a por el éxito» o tomar una decisión segura.
5. 5. Decidiendo sobre los valores
Todo el mundo tiene su propio conjunto de valores: lo que cree que es importante. Las decisiones que tomes se basarán, en última instancia, en tus valores. Eso significa que la decisión que es correcta para ti puede no serlo para otra persona.
Si se comparte la responsabilidad de una decisión, es posible, por tanto, que una persona no tenga los mismos valores que las demás.
En tales casos, es importante obtener un consenso sobre qué valores se han de tener más en cuenta. Es importante que se entiendan los valores sobre los que se toma una decisión, porque tendrán una fuerte influencia en la elección final.
6. Sopesar los pros y los contras
Es posible comparar diferentes soluciones y opciones considerando las posibles ventajas y desventajas de cada una.
Algunas organizaciones tienen un proceso formal que se requiere en esta etapa, incluida una evaluación financiera, así que compruebe de antemano si está tomando una decisión en el trabajo.
Una buena forma de hacerlo es utilizar un «balance», sopesando los pros y los contras (beneficios y costes) asociados a esa solución. Tratar de considerar cada aspecto de la situación a su vez, e identificar tanto lo bueno como lo malo.
Por ejemplo, empezar con los costos, luego pasar a los aspectos de personal, luego tal vez las cuestiones de presentación.
Una vez que se hayan enumerado los pros y los contras, puede ser posible decidir inmediatamente qué opción es la mejor. Sin embargo, también puede ser útil calificar cada uno de los pros y los contras en una simple escala de 1 a 10 (con 10 – más importante a 1 – menos importante).
Al puntuar cada uno de los pros y contras, ayuda tener en cuenta la importancia de cada elemento de la lista para cumplir con los valores acordados. Este enfoque de balance permite que esto se tenga en cuenta, y lo presenta de una manera clara y directa.
7. Tomar la decisión
¡Finalmente, es hora de tomar la decisión!
La recopilación de información debería haber proporcionado suficientes datos en los que basar una decisión, y ahora se conocen las ventajas y desventajas de cada opción. Es, como lo decía el programa de televisión Opportunity Knocks, «Make Your Mind Up Time».
¡Advertencia!
Puedes llegar a esta etapa, y tener un claro «ganador» pero aún así te sientes incómodo. Si ese es el caso, no tengas miedo de revisar el proceso. Puede que no hayas enumerado todos los pros y los contras, o puede que le hayas dado una ponderación inadecuada a un factor.
Su intuición o «corazonada» es un fuerte indicador de si la decisión es correcta para usted y encaja con sus valores.
Si es posible, es mejor dar tiempo para reflexionar sobre una decisión una vez que se ha alcanzado. Es preferible consultarlo con la almohada antes de anunciarlo a los demás. Una vez que una decisión se hace pública, es muy difícil cambiarla.
En el caso de las decisiones importantes vale la pena llevar siempre un registro de los pasos que se han seguido en el proceso de toma de decisiones. De esa manera, si alguna vez se le critica por haber tomado una mala decisión, puede justificar sus pensamientos basándose en la información y los procesos que utilizó en su momento. Además, al llevar un registro y participar en el proceso de adopción de decisiones, se fortalecerá su comprensión de cómo funciona, lo que puede hacer que las decisiones futuras sean más fáciles de manejar.
Finalmente, y quizás lo más importante, una vez que hayas tomado una decisión, no pierdas el tiempo pensando en «qué pasaría si». Si algo sale mal, y necesitas revisar la decisión, entonces hazlo. Pero si no, acepta la decisión y sigue adelante.
Conclusión
En esta página se ha expuesto una técnica de toma de decisiones que te puede gustar utilizar. Recuerda, sin embargo, que ninguna técnica puede sustituir el buen juicio y el pensamiento claro. Toda decisión implica un juicio individual, y las técnicas sistemáticas están simplemente ahí para ayudar a esos juicios.
Continúa:
Solución de problemas
Gestión de riesgos
Véase también:
Habilidades de comunicación interpersonal
Los Diez Principios de la Escucha | Habilidades para la Vida