Pateaste traseros en una entrevista para el papel que siempre quisiste y conseguiste, te atreves a decirlo, el trabajo de tus sueños. Tienes un mejor salario que esperar y la jefa que hay en ti está en la cima del mundo. Estás listo para trabajar duro y enamorarte del mismo titular de la tarjeta de visita que has tenido durante años, pero que nunca has usado.
Pero después de un tiempo en tu nueva oficina mejorada, te das cuenta de que tu entusiasmo inicial se ha convertido en estrés diario. El respeto que tenía por sus superiores se ha convertido en miedo y entrar cada mañana se ha convertido en una rutina que teme.
Recuerde respirar
Independientemente de lo que no funciona en el trabajo, recuerda respirar. Tomen un momento en el baño o salgan a dar un paseo (¡recuerden volver!). Haz lo que sea necesario para calmar tu mente. Necesitas evaluar la situación y no puedes hacerlo cuando tu mente está corriendo a una milla por minuto. Recuerda cómo llegaste a este punto y cuánto has logrado hasta ahora. Cuando estés tranquilo y pensando con claridad, concéntrate en una solución.
Pregúntese, ¿es este un lugar donde puede continuar trabajando o es la resolución una renuncia?
Recuerda que no eres un fracaso
Al igual que la ropa que usamos o la comida que comemos, tendemos a creer que nuestros trabajos determinan nuestro valor, pero eso no puede estar más lejos de la verdad. La mayoría de nosotros estamos en el lugar de trabajo más que en casa y merecemos un ambiente de trabajo que contribuya a nuestra vida. No al revés. Así que cuando el trabajo de tus sueños no contribuye a tu vida al nivel de felicidad saludable que querías, ya no es un sueño… Y está bien.
Siempre habrá otra oportunidad de aparecer. No estás atascado, nunca. No te rindas a la negatividad de pensar que nunca tendrás otra gran oportunidad, porque esa es otra historia que nos contamos.
Ver también…
Ponlo en perspectiva
Cuando miras bien lo que te hace sentirte mal en el trabajo, también es importante mirarte bien a ti mismo. ¿Es posible que estés sobreanalizando la situación? ¿Estás haciendo una gran cosa por algo pequeño? ¿O te sientes intimidado por tus nuevas responsabilidades? A veces nuestros nervios pueden sacar lo mejor de nosotros haciéndonos sentir inadecuados cuando nos pasan cosas buenas. Reconoce tus miedos; lo peor que puedes hacer es meterte en tu propio camino.
Saber que las cosas pueden cambiar
Si hay una cosa que es cierta en la vida, es esa pequeña cosa llamada cambio. Las estructuras de las empresas cambian a menudo y la gente dimite/se contrata todo el tiempo. Puede que no suceda mañana o dentro de seis meses, pero existe la posibilidad de que poco a poco aprendas a amar tu trabajo. Puede que conozcas nuevos colegas que hacen del trabajo algo divertido con horas felices rutinarias o que acabes aprendiendo tanto de ellos que te pueda llevar a un ascenso. A veces todo es cuestión de perspectiva y posibilidad. Qué puedes hacer para ser más feliz y qué grandes cosas vendrán después.